La Torre de las Tinieblas

Al poco de comenzar el librojuego y después de leer algunas de las críticas de “La Torre de las Tinieblas” de Regina Oehler Fultz, parecería que en realidad es un libro mucho más desestructurado, pobre e incompleto de lo que en realidad resulta ser. Por lo tanto, una agradable sorpresa de la colección de Aventura Sin Fin de D&D, a pesar de no ser un librojuego que se rija por los arquetipos que acostumbramos. No se ubica en ninguno de los planos como por ejemplo Greyhawk, Eberron o Los Reinos Olvidados. Por tanto quizás no sea el típico libro D&D como sucede con otros de la misma serie, si es que en realidad eso debe estar estrictamente definido. Pero en definitiva, siendo una colección orientada a un público infantil, y tal vez más aún por ello, tampoco parece necesario que forme parte de una ambientación habitual, si no más bien, como ocurre con muchos otros de sus libros, una manera estupenda de adentrarse en la lectura del género fantástico de los librojuegos. Si bien, este título sigue teniendo ciertas reminiscencias a otros como son Las Columnas de Pentegarn, Caballero de Ilusión e incluso algunos de la colección avanzada y no orientada a un público tan joven como es La Torre Fantasma, o en general cualquiera de los demás números de la serie donde la aventura se centra en el recorrido de una mazmorra. En este caso, de una torre en ruinas.

La Torre de las Tibieblas, “Tower of Darkness”, es el número 12 de la colección en su edición en castellano, publicado en 1986 por Timun Mas, y su original nº29 un año antes por TSR. Traducido por Marta Pérez, además fue editado en lengua francesa y en portugués. La portada es de John Rosenfeldt, quien ya estuvo a cargo en La Guarida del Cadáver Errante o El Tesoro del Rey, mientras que las ilustraciones interiores son de Mark Nelson a quien ya conocemos por El Castillo de Quarras entre otros. 157 secciones y otras tantas páginas para este librojuego con 15 finales distintos.

Eres Garan, apenas un campesino. Te encuentras enseñando el poblado a Derek, un joven recién llegado, cuando pasáis por el lugar donde se oculta la ominosa torre donde una vez desapareció tu madre. ¿Entrarás en ese lugar?

Entonces se os presenta un extraño juego en la oscuridad al que debéis enfrentaros si quieres escapar, tal es la manera en la que os lo plantea la bruja Verbena, cuando surge a hablaros detrás de un telón. Si no, vuestro destino podría bien ser el de acabar convertidos en otra de esas estatuas del tablero gigante.

También puedes tomar la decisión de no seguirle el juego, optar por seguir tu propio camino. Desde esa elección original donde se arquea ya el libro, deberás avanzar a través de corredores en las sombras en pos de librarte de tan diabólico reto, encontrar las soluciones a sus misterios.

El terror desconocido, los pájaros de la niebla…

La Torre de las Tinieblas es una lectura bastante completa, una historia larga en donde tomar una muy buena cantidad de decisiones durante el transcurso de tu aventura, aunque pueda ser confusa. Resulta original por cómo están planteadas para el lector si ha de llegar a encontrar a su madre, siendo más esa especie de relato que acerca a nuestros jóvenes personajes al género de los cuentos de miedo, algo que en realidad sienta bien y no es excluyente ni una limitación para D&D.

Junto a tu nuevo amigo Derek, deberás resolver numerosos encuentros en un intento desesperado por conseguir escapar y salir airosos de la torre, descubrir los secretos que oculta.

Es el especial atractivo de la lectura de este tipo de librojuegos interactivos; hay cosas que solo sabrás si lees ciertos pasajes y por tanto tomas un camino u otro. En este caso sí se recomienda más de una lectura, aunque también es verdad que el arco principal de tu aventura como el joven campesino Garan está en general bien marcado y definido con bastantes finales que te llevarían al desastre. Pero más que por una mera cuestión de azar, la escritora sabe bien dirigir la obra literaria de La Torre de las Tinieblas hacia la necesidad de cierta “astucia” por parte de sus lectores. Es ahí donde reside su mayor encanto.

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